Jue. Oct 17th, 2024
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En algún momento de la vida, la mayoría de nosotros hemos experimentado esa sensación abrumadora de temor y preocupación conocida como ansiedad. Sin embargo, para aquellos que sufren de ataques de ansiedad, esta experiencia puede ser mucho más intensa y debilitante.

Un ataque de ansiedad, también conocido como ataque de pánico, es una manifestación extrema de ansiedad. Se caracteriza por una súbita oleada de miedo intenso y una serie de síntomas físicos y emocionales que pueden ser aterradores para quien lo experimenta.En este artículo, exploraremos a fondo qué son los ataques de ansiedad, sus síntomas, causas y cómo enfrentarlos de manera efectiva.

¿Qué es un ataque de ansiedad o de pánico?

Un ataque de ansiedad es «una aparición repentina de intensa aprensión y miedo en ausencia de peligro real, acompañada por la presencia de síntomas físicos como palpitaciones del corazón, dificultad para respirar, dolor o malestar en el pecho, sensación de asfixia o asfixia, sudoración y mareos.» Está acompañado por una serie de síntomas físicos que pueden incluir palpitaciones del corazón, dificultad para respirar, dolor o malestar en el pecho, sensación de asfixia o asfixia, sudoración y mareos.

Este tipo de ataque se manifiesta en un período de tiempo discreto y a menudo involucra temores de volverse loco, perder el control o morir. Los ataques de ansiedad pueden manifestarse en el contexto de diversos trastornos de ansiedad, así como en otros trastornos mentales, como los trastornos del estado de ánimo, los trastornos relacionados con sustancias, y también pueden estar relacionados con algunas afecciones médicas generales, como el hipertiroidismo.

¿Cómo identificar un ataque de ansiedad?

Identificar un ataque de ansiedad puede ser crucial para poder tomar medidas y manejarlo de manera efectiva. Aquí hay algunos signos y síntomas comunes que te ayudarán a reconocer un ataque de ansiedad:

  • Sensación de miedo o aprensión intensa: Un ataque de ansiedad a menudo comienza con una sensación abrumadora de miedo o preocupación, incluso en ausencia de una amenaza real.
  • Palpitaciones del corazón: Puedes sentir que tu corazón late rápido, fuerte o irregularmente, como si estuviera fuera de control.
  • Dificultad para respirar: Puedes experimentar una sensación de falta de aire o tener dificultad para respirar, lo que a veces se conoce como «hiperventilación».
  • Mareos o desmayos: Sensaciones de vértigo o mareo son comunes en un ataque de ansiedad.
  • Sudoración excesiva: Puedes notar que empiezas a sudar profusamente, incluso si no hace calor.
  • Temblores o sacudidas: Puedes experimentar temblores en las manos o en todo el cuerpo.
  • Malestar en el pecho: Algunas personas sienten dolor o malestar en el pecho, lo que puede llevar a la preocupación de estar teniendo un problema cardíaco.
  • Sensación de irrealidad: Te sientes desconectado de la realidad o como si estuvieras observando la situación desde fuera de tu propio cuerpo.
  • Náuseas o malestar estomacal: Puedes experimentar molestias en el estómago, náuseas o incluso vómitos.
  • Temor a perder el control o volverse loco: Durante un ataque de ansiedad, es común temer que estás perdiendo el control de ti mismo o que te estás volviendo loco.

Es importante recordar que los síntomas pueden variar de una persona a otra, y no todas las personas experimentarán todos estos síntomas durante un ataque de ansiedad. Si experimentas repetidamente estos síntomas o si los síntomas son graves y te impiden funcionar normalmente, es fundamental buscar la ayuda de un profesional de la salud

Trastorno de pánico

El trastorno de pánico es una afección de salud mental caracterizada por la presencia recurrente e inesperada de ataques de pánico. Estos ataques de pánico son episodios repentinos de miedo intenso y malestar, acompañados de una serie de síntomas físicos y emocionales intensos. A menudo, las personas con trastorno de pánico viven con el temor constante de que puedan experimentar otro ataque en cualquier momento, lo que puede afectar significativamente su calidad de vida. El trastorno de pánico es un trastorno de ansiedad caracterizado por:

  • Ataques de pánico recurrentes e inesperados.
  • Preocupación persistente por sufrir otro ataque.
  • Preocupación por las posibles consecuencias de los ataques.
  • Cambio significativo de comportamiento relacionado con los ataques, como evitar situaciones o adoptar conductas de seguridad.

En algunos casos, cuando la evitación de situaciones es significativa, se clasifica como trastorno de pánico con agorafobia, que involucra un temor a lugares o situaciones donde escapar podría ser difícil o embarazoso.

En el DSM-5, el trastorno de pánico y la agorafobia se consideran entidades separadas con criterios de diagnóstico distintos; la presencia combinada de ambos se considera como dos diagnósticos distintos.

Posibles causas del trastorno


El trastorno de pánico puede ser desencadenado por una combinación de factores, y su causa exacta puede variar de una persona a otra. Algunos de los posibles causantes del trastorno de pánico incluyen:

  • Factores Genéticos: Existe evidencia de que la predisposición genética puede aumentar la susceptibilidad a desarrollar el trastorno de pánico. Si tienes antecedentes familiares de trastornos de ansiedad, puedes estar en mayor riesgo.
  • Cambios en la Química del Cerebro: Alteraciones en la química cerebral, como desequilibrios en los neurotransmisores (sustancias químicas que transmiten señales entre las células nerviosas), pueden desempeñar un papel en el desarrollo del trastorno de pánico.
  • Estrés y Trauma: Experiencias de estrés intenso o traumas pasados, como accidentes, abusos o pérdidas significativas, pueden contribuir al inicio de los ataques de pánico.
  • Alteraciones Fisiológicas: Problemas médicos o de salud, como problemas cardíacos, problemas respiratorios o hipertiroidismo, pueden desencadenar síntomas físicos que se asemejan a los ataques de pánico.
  • Abuso de Sustancias: El consumo excesivo de sustancias como la cafeína, las drogas ilícitas o el alcohol puede desencadenar o exacerbar los síntomas de ansiedad, incluidos los ataques de pánico.
  • Factores Psicológicos: La personalidad y los rasgos psicológicos, como la tendencia a preocuparse en exceso o ser propenso a la ansiedad, también pueden contribuir al desarrollo del trastorno de pánico.
  • Cambios en la Vida: Transiciones importantes en la vida, como cambios de trabajo, matrimonio, divorcio o mudanzas, pueden aumentar el estrés y la ansiedad, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de ataques de pánico.

¿Qué hacer ante un ataque de ansiedad?

  • Reconoce y acepta la ansiedad: En primer lugar, reconoce que estás experimentando un ataque de ansiedad. Aceptar que estás ansioso es el primer paso para lidiar con ello. No trates de reprimir tus sentimientos ni te culpes por sentirte así.
  • Practica la respiración profunda: La respiración profunda puede ayudar a reducir los síntomas de ansiedad. Intenta inhalar profundamente por la nariz durante cuatro segundos, mantén el aire en tus pulmones durante cuatro segundos y luego exhala lentamente por la boca durante otros cuatro segundos. Repite este proceso varias veces hasta que sientas que tu respiración se ha calmado.
  • Utiliza técnicas de atención plena: La atención plena o mindfulness puede ayudarte a mantenerte en el presente y reducir la preocupación anticipada. Intenta enfocarte en tus sentidos, observa lo que ves, oye, toca y saborea en ese momento. Esto puede ayudar a distraer tu mente de los pensamientos ansiosos.
  • Busca apoyo social: No enfrentes la ansiedad solo. Hablar con un amigo de confianza, un familiar o un terapeuta puede ser de gran ayuda. Compartir tus sentimientos y preocupaciones puede aliviar la tensión emocional y proporcionarte apoyo. No tengas miedo de buscar ayuda profesional si los ataques de ansiedad son frecuentes o severos.

Recuerda que la ansiedad es tratable, y hay muchas estrategias y recursos disponibles para ayudarte a manejarla. Si los ataques de ansiedad son un problema constante en tu vida, considera buscar el apoyo de un profesional de la salud mental que pueda proporcionarte orientación y tratamiento adecuados.

Tratamientos para el trastorno de pánico y evitar ataques de ansiedad

El tratamiento para un trastorno de pánico generalmente implica una combinación de terapias y, en algunos casos, medicamentos. Aquí te presento algunas opciones comunes de tratamiento:

  1. Terapia cognitivo-conductual (TCC): La TCC es una de las terapias más efectivas para el trastorno de pánico. Ayuda a identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que contribuyen a los ataques de pánico. A través de esta terapia, puedes aprender a manejar tus temores y afrontar las situaciones desencadenantes de manera más efectiva.
  2. Terapia de exposición: Esta terapia se utiliza para enfrentar gradualmente las situaciones o lugares que te causan ansiedad y ataques de pánico. A medida que te expones repetidamente a estas situaciones, tu ansiedad tiende a disminuir con el tiempo.
  3. Terapia de relajación: Técnicas como la respiración profunda, la relajación muscular progresiva y la meditación pueden ayudar a reducir la ansiedad y los síntomas de pánico. Estas técnicas te ayudan a calmar tu sistema nervioso y a sentirte más en control.
  4. Medicamentos: En algunos casos, un médico puede recetar medicamentos para tratar el trastorno de pánico. Los antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN), a menudo se utilizan. También se pueden recetar benzodiazepinas en casos de crisis agudas, pero se deben usar con precaución debido al riesgo de adicción.

Cuando te enfrentas a momentos de alta ansiedad, es esencial considerar buscar apoyo. Una opción recomendable es la consulta psicológica, donde un profesional de la salud mental puede brindarte orientación y estrategias para manejar tus síntomas de ansiedad.

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